¿Qué es la Cirrosis?
La cirrosis es una enfermedad hepática crónica y progresiva que se caracteriza por la sustitución del tejido hepático normal o sano por tejido cicatrizal. Esta cicatrización impide el funcionamiento adecuado del hígado, afectando su capacidad para procesar nutrientes, hormonas, drogas y toxinas, así como para producir proteínas y otros elementos importantes para la salud.
¿Cirrosis: Cuáles son las causas que la originan?
Las causas más comunes de cirrosis incluyen el consumo excesivo de alcohol (cirrosis alcohólica), hepatitis crónica (especialmente hepatitis B y C), y enfermedades del hígado graso no alcohólico (NAFLD y NASH). Otros factores de riesgo incluyen enfermedades hereditarias, como la hemocromatosis, y enfermedades autoinmunes del hígado.
¿Cuáles son sus síntomas más frecuentes?
Los síntomas de la cirrosis pueden no ser evidentes en sus primeras etapas. A medida que avanza, pueden surgir síntomas como fatiga, pérdida de apetito, pérdida de peso, náuseas, debilidad y confusión mental. En etapas más avanzadas, pueden aparecer ictericia caracterizada por la (coloración amarilla de la piel y los ojos), acumulación de líquido en el abdomen (ascitis) y tendencia al sangrado o formación de moretones que pueden surgir fácilmente.
¿Qué tratamientos modernos se aplican a los pacientes?
Aunque la cirrosis no tiene cura, su progreso puede ralentizarse o detenerse si se trata la causa subyacente que la originan. El tratamiento puede incluir la abstención de alcohol, el uso de medicamentos para controlar la hepatitis o la enfermedad del hígado graso, y cambios en el estilo de vida, como una dieta saludable y ejercicio. Los tratamientos avanzados incluyen el uso de medicamentos antivirales para la hepatitis, terapias para la hipertensión portal y, en casos graves, un trasplante de hígado.