La cirrosis hepática es una enfermedad crónica que se manifiesta cuando el hígado a recibido múltiples daños de manera sostenida. Los pacientes que padecen de cirrosis suelen ser tratados con distintos métodos, pero uno de los más importantes es el control de alimentos que se consumen.
A pesar de no haber una cura para la cirrosis, el paciente puede controlar varios de los síntomas al llevar una alimentación sana, siguiendo algunas recomendaciones médicas para evitar el avance de la enfermedad y también protegerse contra otras afecciones como la diabetes o la insuficiencia renal.
Mejores alimentos para pacientes con cirrosis hepática
Para los pacientes de cirrosis es recomendable realizar de 5 a 6 comidas al día en pequeñas cantidades. Esto contribuye a mantener un balance de nutrientes, pero sin el malestar que ocasiona un bajo nivel de apetito o la sensación de pesadez y llenura que suelen tener estas personas rápidamente.
A parte de una dieta saludable, los pacientes de cirrosis, particularmente en su etapa crónica, deben seguir una dieta especial baja en sodio, con una ingesta reducida de carnes, mariscos crudos y aumentando el consumo de carbohidratos. A continuación, presentamos una lista de las recomendaciones generales con algunos alimentos para incluir en la dieta de un paciente con cirrosis hepática.
Reducir el consumo de sodio (sal)
Preparar o pedir que se preparen comidas bajas en sal es importante para evitar que la cirrosis y condiciones ligadas a esta, como la retención de líquidos, avancen.
Algunas salsa preparadas, quesos, enlatados y encurtidos también poseen altos contenidos de sodio, por lo que se deben revisar sus ingredientes.
La mejor opción si la falta de sal afecta el sabor de sus comidas es usar otros ingredientes como el limón, el vinagre, las hierbas y las especias para mejorarlo.
Reducir el consumo de proteínas animales y optar por las magras
El hígado con cirrosis no procesa bien las proteínas, por lo que es mejor reducir su consumo a un máximo de 1.5 g de proteína por kilo de peso corporal diario.
Es importante que estas fuentes sean lo más magras posibles para evitar que el hígado retenga otros componente como las grasas, que también están presentes en este tipo de carnes.
Entre las fuentes de proteínas magras más comunes están los frijoles, el tofu y los productos lácteos como el yogurt o el queso, siempre y cuando sean bajos en sodio y grasas. También se puede integrar pescados como el atún y el salmón, y carnes como el pavo o el pollo sin piel.
Entre las proteínas a evitar, además de las mencionadas, se encuentran las vísceras, intestinos, corazón, etc.
Aumentar la ingesta de carbohidratos
Los carbohidratos deben ser la fuente principal de calorías para un paciente de cirrosis hepática. Sin embargo, eso no significa que cualquier comida alta en carbohidratos sea saludable.
En este caso, se debe optar por carbohidratos complejos y de alta calidad como el arroz, el bulgur, la avena y el maíz entero. También se pueden ingerir pastas, panes y cereales sin azúcar añadida.
Además, también es importante incluir fibra, que viene en forma de pulpa de frutas y vegetales. En caso de no tener acceso a vegetales frescos, los vegetales congelados también son una opción muy saludable ya que mantienen todos sus nutrientes intactos.
Consumir grasas saludables y con moderación
El hígado dañado tampoco puede procesar correctamente las grasas, por lo tanto, se debe reducir su ingesta a grasas de buena calidad o productos bajos en grasas.
Las grasas de mejor calidad son aquellas que son insaturadas, es decir, aquellas que vienen de fuentes vegetales como el aguacate, las nueces, y los aceites de oliva, canola y girasol. Igualmente se recomienda, siempre que sea posible, el consumo de Omega 3, presente en pescados como el salmón y el atún.
Incluir suplementos vitamínicos a la dieta
Es recomendable complementar la dieta con complejos vitamínicos, según la indicación del especialista al que se visite. Aunque puede no ser necesario en etapas tempranas de la enfermedad y si se lleva una dieta adecuada.
Muchos pacientes con cirrosis tienen deficiencia de vitamina B y D, por lo que estas se suelen recomendar en etapas más avanzada de cirrosis. También se puede incluir la vitamina C, a menos que el paciente sufra de hemocromatosis.
Consumir abundante agua
Aumentar el consumo de agua es de gran importancia para la dieta de un paciente con cirrosis, además de eliminar las bebidas con altos contenidos de azúcar y alcohol, puesto que el hígado dañado no los procesa.
Estas son algunas recomendaciones de alimentos y dietéticas para pacientes con cirrosis hepática. No obstante, es importante visitar a un especialista que dé indicaciones de tratamiento específicas para la etapa de cirrosis en la que se encuentre el paciente y, así, también para otras condiciones que puedan surgir como consecuencia de la falla hepática.