En primer lugar se debe definir qué es la vena porta, aquella que se entiende como un vaso sanguíneo grueso que se encarga de llevar la sangre desde el tracto gastrointestinal hacía el hígado, con la intención de que los nutrientes que requiere el cuerpo se obtengan de forma correcta.
Luego de conducir la sangre hacia el hígado, allí se procesan los nutrientes y se expulsan las sustancias tóxicas para el organismo. Dicha vena se encuentra estructurada por la vena mesentérica superior y el tronco espleno-mesentéricos. En el caso de los adultos, la vena porta tiene cerca de 8 centímetros de largo y está ubicada en el cuadrante superior derecho.
Después de que las toxinas se procesen en el hígado y se metabolizan los nutrientes requeridos, es cuando la sangre abandona el órgano y se dirigen hacia la vena cava inferior. Se trata de la encargada de hacerla llegar a la aurícula derecha (cámara del corazón).
Momentos previos de llegar al hígado, la vena porta se divide en dos partes, cada una se sigue subdividiendo hasta ser vénulas portales. Estas son las que corren junto a las arteriolas hepáticas en los espacios entre los lóbulos hepáticos. Posteriormente, estos dos vasos sanguíneos, junto con los conductos biliares, forman la tríada portal hepática. (Vía Ken Hub).
En términos generales la vena porta es indispensable para el correcto funcionamiento del hígado, el cual puede mantenerse saludable mediante dietas saludables y ejercicios.