Los hábitos alimenticios son grandes indicadores de la salud de nuestro hígado. Mientras mejor sea nuestra dieta, mejor funcionará este importante órgano. A su vez, hay una serie de alimentos que debemos evitar consumir en grandes cantidades para mantenernos saludables en todos los aspectos.
El hígado cumple con funciones vitales en el cuerpo humano, incluyendo la gran tarea de ayudar al estómago a digerir los alimentos, eliminar las toxinas y almacenar energía.
Es de suma importancia tener una buena dieta alimenticia y mantener lejos los malos hábitos como, por ejemplo, beber alcohol o fumar. Recordemos que tener una enfermedad hepática complica nuestra vida cotidiana y pueden llegar a ser potencialmente mortales.
Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que las enfermedades hepáticas no solo se pueden producir por una serie de malos hábitos. También, puede ser heredada (genética), virus y obesidad.
¿Cuáles son los hábitos alimenticios dañinos para el hígado?
- Refrescos azucarados: el alcohol no es la única bebida que puede causar serios estragos a tu hígado. También las bebidas azucaradas y refrescos. “En dosis altas pueden llegar a producir toxicidad hepática. Los alimentos que proporcionan más cantidad de fructosa (uno de los ingredientes tóxicos de los refrescos) contienen azúcares altamente refinados”.
- Algunas salsas: Si quieres cuidar tu hígado, otra de las mejores cosas que puedes hacer es decir adiós al ketchup o a la mostaza. A no ser que optes por hacerlas tú mismo, ya que el problema radica en que, al igual que los refrescos, contienen muchos azúcares añadidos.
- Patatas fritas: a no ser que las cocines tú mismo, si las compras ya congeladas es muy posible que contengan un alto contenido de grasas saturadas. “Las dietas altas en este tipo de lípidos llevan a un aumento de la grasa presente en el hígado y afectan a la resistencia de la persona a la insulina”, explica Leann Poston, médico especialista en enfermedades hepáticas.
- Aceites vegetales: “El aceite vegetal se oxida más rápidamente que el de oliva a la hora de freír, contribuyendo al daño hepático por medio de la enfermedad del hígado graso no alcohólico”, asegura Kelly Cole, enfermera británica.
- Charcutería: La cantidad de sodio que contienen este tipo de productos cárnicos puede causar un desequilibrio de las proporciones de líquidos en el cuerpo, lo que “dificulta que el hígado realice un filtrado eficiente”, recalca John Fawkes, dietista y especialista en nutrición. “Esto podría causar problemas hepáticos mucho más graves en el futuro”.
Dieta para enfermedades hepáticas
Algunos pacientes con enfermedad hepática tienen que consumir una dieta especial. Esta dieta protege al hígado cuando es sometido a trabajar forzadamente y lo ayuda a funcionar.
- Reducir la cantidad de proteína animal que consume. Esto ayudará a reducir la acumulación de productos de desecho tóxicos.
- Aumentar la ingesta de carbohidratos para que sea proporcional a la cantidad de proteína que consume.
- Comer frutas y vegetales, así como proteína magra como leguminosas, pollo y pescado. Evite los mariscos crudos.
- Tomar vitaminas y medicamentos recetados por el proveedor de atención médica para hemograma bajo, problemas neurológicos o problemas nutricionales a raíz de la enfermedad hepática.
- Limitar el consumo de sal. La sal en la alimentación puede empeorar la acumulación de líquidos y la hinchazón en el hígado.