Las bebidas alcohólicas pueden causar diferentes reacciones negativas en nuestro cuerpo, desde la sensación de resaca hasta enfermedades que pueden llegar a comprometer nuestra salud. El hígado es un órgano que se puede ver realmente afectado por este tipo de bebidas.
Las bebidas alcohólicas pueden causar daños serios al epicentro de nuestro cuerpo, la fábrica y el almacén del mejor filtro del mundo: el hígado. Aunque es un órgano elástico y fuerte, puede verse perjudicado por ingerir demasiado alcohol (así como demasiada grasa, virus y terminar con otras dolencias).
Uno de los trabajos diarios el más conocido de dicho órgano es su habilidad para filtrar toda la sangre en tu cuerpo y eliminar todas las toxinas que consumes. Sin embargo, el hígado tarda en procesar grandes cantidades de alcohol.
Durante un período prolongado de tiempo, esta acumulación puede causar una inflamación del hígado, la muerte de las células del hígado, y el desarrollo de tejidos cicatrizados (fibrosis), lo que implica endurecer el hígado.
¿Cuáles son las causas de las enfermedades hepáticas alcohólicas?
La enfermedad hepática alcohólica se presenta después de años de consumo excesivo de alcohol. Con el tiempo, puede acabar en una cicatrización y cirrosis. La cirrosis es la fase final de la enfermedad hepática alcohólica.
Cabe destacar que no se presenta en todos los bebedores empedernidos. Las probabilidades de presentar la enfermedad aumentan según el tiempo que haya estado bebiendo y la cantidad de alcohol que consuma.
La enfermedad es común en personas entre los 40 y 50 años de edad. Es más probable que los hombres presenten este problema. Sin embargo, las mujeres pueden desarrollar la enfermedad después de menos exposición al alcohol que los hombres. Algunas personas pueden tener un riesgo heredado de padecer la enfermedad.
Síntomas que ayudan a detectar la enfermedad hepática alcohólica
El signo más común de la hepatitis alcohólica es la coloración amarillenta de la piel y la parte blanca de los ojos (ictericia).
Algunos otros signos y síntomas son:
- Pérdida de apetito
- Náuseas y vómitos
- Sensibilidad abdominal.
- Fiebre, a menudo febrícula
- Fatiga y debilidad.
- La desnutrición es común en personas con hepatitis alcohólica. Ingerir grandes cantidades de alcohol suprime el apetito, y los bebedores empedernidos obtienen la mayoría de las calorías en forma de alcohol.
Adicionalmente, se pueden producir con la hepatitis alcohólica grave incluyen los siguientes síntomas:
- Acumulación de líquido en el abdomen (ascitis).
- Confusión y cambios en el comportamiento debido a la acumulación de toxinas que el hígado suele destruir o eliminar.
- Insuficiencia renal y hepática.