Las enfermedades hepáticas y sus consecuencias en nuestra salud
Cuando debido a alguna enfermedad hepática, el hígado permanece inflamado durante mucho tiempo, comienzan a desaparecer los hepatocitos -células propias del tejido hepático, que lo constituyen en un 80% aproximadamente-. De este largo proceso inflamatorio, suelen resultar una serie de consecuencias, que afectan gravemente nuestro estado de salud en general.
Estas son cinco consecuencias de las enfermedades hepáticas, detalladas a continuación por la doctora Erika Medina, encargada de la consulta pre y postrasplante del programa de trasplante de hígado de Fundahígado:
Ictericia
Debido a la disminución de los hepatocitos y de su estructura celular, el hígado deja de metabolizar la bilirrubina, ocasionando el característico tinte ictérico o amarillento de los pacientes con enfermedades hepáticas. Este tinte, suele producir un intenso prurito en los pacientes con enfermedades del hígado terminales.
Ascitis
Es la primera complicación que suele manifestar el paciente cirrótico o con una enfermedad del hígado en etapa terminal. Se trata de la acumulación de líquido en la cavidad peritoneal, debido a la obstrucción en el flujo de sangre que viene a través del sistema porta, generando lo que se conoce como hipertensión portal y cuyo resultado es esta primera complicación, que puede estar clasificada en leve (cuando solo es necesaria una incidencia sobre el consumo de sal); moderada (el tratamiento médico es la ingesta de diuréticos); severa (el procedimiento en estos casos es la extracción del líquido ascítico) y la ascitis refractaria (su indicación es el trasplante de hígado). Este tipo de complicaciones puede degenerar en peritonitis bacteriana, que es cuando el líquido ascítico se infecta de bacterias propias del organismo, aumentando la morbimortalidad de los pacientes. La peritonitis bacteriana, debe ser tratada con antibióticos por un largo tiempo.
Várices esofágicas
Otra complicación derivada de la hipertensión portal, es la dilatación de las venas que están en el estómago y el esófago, las cuales se pueden romper y causar hemorragias, debido al aumento de la presión en el sistema porta. Las várices esofágicas se pueden manifestar de varias formas, como en la presencia de sangre en las heces, hemorragias masivas con vómitos de sangre o pérdidas importantes a través del recto. Estas complicaciones, generalmente son mortales o pueden ser una indicación para trasplante de hígado, aún cuando la función hepática esté relativamente conservada.
Síndrome hepatorrenal
Consiste en el daño de ambos riñones, producto del aumento de la presión de la vena porta y de la alteración del flujo de los vasos sanguíneos de los mismos, el cual puede ser leve, para el que su tratamiento radicaría en cambios en la ingesta de sodio; moderado, el cual se trata con sustancias vasoconstrictoras, o severo, para el que se realiza una derivación portorrenal con eficacia limitada, o se considera el trasplante de riñón como solución definitiva.
Encefalopatía hepática
Se trata de un cuadro neurosiquiátrico, que puede evidenciarse por medio de cambios en la conducta del paciente, somnolencia, alteraciones del sueño e incluso manifestaciones más graves como convulsiones, coma y hasta la muerte. Esto ocurre cuando el hígado está cirrótico o afectado por una enfermedad hepática terminal, por lo cual no puede filtrar las sustancias tóxicas que vienen del intestino hacia el torrente sanguíneo. Por lo general, el tratamiento consiste en cambios en la alimentación y la toma de laxantes, para que el paciente evacúe varias veces y las toxinas no lleguen al sistema nervioso central.
Es importante que los pacientes con enfermedades hepáticas, sigan al pie de la letra las indicaciones de sus médicos tratantes, para que se recuperen de la enfermedad que los aqueja y puedan tener una mejor calidad de vida.
Lisayde Santamaría