La licenciada en Nutrición y Dietética Andrea Jaimes, miembro del equipo médico de Fundahígado, se dio a la tarea de explicar la importancia de la alimentación y la nutrición en los pacientes que sufren una enfermedad del hígado.
La razón de esto es que si bien la buena alimentación es fundamental para tener una vida saludable aún estando sana la persona, es todavía más importante en los pacientes con enfermedades hepáticas terminales, ya que la misma debe estar enfocada en cubrir sus necesidades nutricionales específicas, facilitando el proceso recuperatorio en cualquiera de las fases de su padecimiento.
Para comenzar, la doctora Jaimes comentó que es muy importante manejar los términos básicos correctamente, porque de esta manera se comprende mejor el proceso y se pueden llevar a cabo los planes alimenticios específicos para cada paciente en particular, de la forma correcta.
Continuando con este orden de ideas, precisó la doctora que a pesar de que se usan indistintamente, las palabras “alimentación” y “nutrición” se refieren a procesos diferentes, íntimamente relacionados.
Alimentación y nutrición: Un acto dentro de un proceso
- Alimentación: Es el acto de ingerir algún comestible.
- Nutrición: Es un concepto amplio que abarca varios procesos, entre los que se encuentra incluido el de la alimentación, pasando luego por el de digestión, que es el proceso de descomposición de la comida para poder ser absorbida por el cuerpo, para el posterior aprovechamiento de los nutrientes contenidos dentro de los alimentos digeridos.
La finalidad de todo lo anterior, es que el cuerpo aproveche esos nutrientes como fuente de energía para realizar sus funciones vitales, como por ejemplo el crecimiento y el desarrollo.
¿Qué es el estado nutricional?
El estado nutricional, es un término que hace referencia al equilibrio existente entre los alimentos que consumimos y los nutrientes que nuestro cuerpo requiere de los mismos.
Continuó detallando la doctora Jaimes, que un buen estado nutricional es aquel en donde se encuentran en balance los factores directos e indirectos que lo afectan.
Ahora bien, los factores directos son los relativos al consumo en sí mismo, es decir, la calidad de la dieta ingerida, la frecuencia, el modo, etc.
Cuando se padece una enfermedad del hígado, las necesidades nutricionales son bastante altas, por lo que se ven directamente afectados.
En cuanto a los factores indirectos, se refiere a los que afectan a los factores directos, como por ejemplo la seguridad alimentaria, la cual depende de las circunstancias económicas, sociales y culturales del paciente; las políticas de salud pública del país en que vive, etc.
Llegada a este punto, señaló la doctora Jaimes que cuando existe un desequilibrio en los factores arriba mencionados, se habla de un cuadro de malnutrición.
¿Qué es la malnutrición?
La malnutrición, es una condición provocada por el consumo inadecuado o insuficiente de alimentos nutritivos para el cuerpo.
Existen dos tipos de malnutrición:Por exceso: Es cuando el paciente tiene obesidad o sobrepeso. Esto sucede cuando la ingesta es mucho mayor a las necesidades nutricionales del organismo.
Por déficit: Sucede cuando se padece una enfermedad importante que hace que el requerimiento nutricional del organismo se eleve, haciendo que la dieta acostumbrada no pueda cubrir las necesidades.El resultado de este último tipo, es un desbalance negativo: la ingesta es insuficiente para la necesidad nutricional.¿Qué pasa con el estado nutricional, ante la presencia de una enfermedad hepática?En este punto, señaló la doctora Andrea que cuando existe una enfermedad hepática el estado nutricional se ve directamente afectado, porque se trata de una condición que demanda una necesidad muy alta de energía y nutrientes.Otra razón, es que por lo general estos pacientes tienen poco apetito, anorexia o sienten sensación de llenura muy rápido al comer, debido a que suelen tener otras complicaciones, como por ejemplo ascitis.Además, a nivel metabólico el gasto energético en el proceso de catabolismo aumenta considerablemente, lo que afecta directamente al hígado.Por otro lado, a nivel intestinal existe una disminución considerable de la absorción de nutrientes importante, como por ejemplo la mala absorción de las grasas.¿Cómo se evalúa el estado nutricional?Explicó la doctora Andrea Jaimes, que para realizar esta evaluación el nutricionista aplica diferentes pruebas:La prueba antropométrica: A través de ella mide la composición corporal del paciente (peso, estatura, etc.).Evaluación psicobiológica de la ingesta, conducta y hábitos alimentarios del paciente.A su vez, ambas evaluaciones se complementan con el examen médico y las pruebas de laboratorio.Por medio de estos parámetros, el nutricionista puede determinar cómo está el estado de salud del paciente y así podrá crear un plan nutricional, orientado a satisfacer sus necesidades específicas.Planes de alimentación para los pacientes con una enfermedad del hígadoEn este punto, la doctora Andrea analizó cómo son los planes de alimentación para las personas que sufren una enfermedad hepática y cuáles son sus diferencias, de acuerdo con las necesidades específicas de cada paciente.Por ejemplo, cuando se trata de un paciente adulto con sobrepeso u obesidad, la doctora Jaimes explicó que se le indica una dieta hipocalórica, es decir con restricción calórica.Si por el contrario, se trata de un paciente pediátrico con un cuadro importante de desnutrición, la dieta deberá ser hipercalórica o alta en calorías, con un aumento del consumo de proteínas.En el caso de los pacientes con ascitis o edema, su dieta será baja en sal (hiposódica).Así como muestran los ejemplos anteriores, señaló la galena que se hace con el plan nutricional de cada paciente, pues cada caso requiere ser individualizadoRecomendaciones nutricionales importantesExisten ciertas recomendaciones que todo paciente con una enfermedad hepática terminal, debe seguir:Si se trata de un paciente adulto, debe evitar por completo la ingesta de alcohol.
Todo paciente con una enfermedad hepática terminal, debe mantener una dieta saludable y nutritiva.
Para esto, la doctora Jaimes precisó que se deben hacer tres comidas principales con dos o tres meriendas intercaladas, dependiendo de las indicaciones del nutricionista.
En este punto, aclaró que una comida saludable es aquella que está compuesta por un alimento de cada grupo de la pirámide alimenticia.
Mitos y verdades sobre la nutrición
Precisamente por la cantidad de mitos que rodean el tema de cómo deben alimentarse los pacientes con enfermedades hepáticas terminales, la doctora enfatizó la importancia de consultar al médico nutricionista para que construya una dieta que esté acorde con las necesidades nutricionales del caso en particular.
Algunos de estos mitos, ampliamente difundidos entre la población en general, son los siguientes:
- El consumo de grasas debe ser limitado: De hecho, muchos pacientes cursan con una mala absorción de grasas a nivel intestinal, por lo que se les aumenta el consumo de grasas en la dieta.
- Ciertas frutas y vegetales deben restringirse: Muchos pacientes se preguntan qué frutas pueden comer y cuáles están prohibidas por su enfermedad.
La verdad, es que mientras más variada sea la dieta en este aspecto mejor, ya que así se previene la deficiencia de vitaminas y minerales del organismo, producto de la enfermedad.
Sobre el estado nutricional, previo al trasplante de hígado
El estado nutricional de un paciente que está próximo a realizarse la cirugía de trasplante hepático, debe estar en óptimas condiciones desde tiempo antes de llevarse a cabo el acto quirúrgico.
Esto quiere decir, que deben alcanzar su peso aquellos pacientes que lo tengan por debajo de lo ideal o que estén cursando una desnutrición.
Si por el contrario, el paciente tiene sobrepeso u obesidad, aumentan las posibilidades de complicaciones previas a la cirugía; por tanto, se deben corregir los hábitos alimentarios con anterioridad.
¿Y si se presenta alguna complicación?
En estos casos, se debe ajustar el plan nutricional de forma que la complicación se minimice hasta mejorar la calidad de vida del paciente, para que al momento de ser trasplantado, su estado nutricional se encuentre en condiciones óptimas.
De esta manera se disminuyen los riesgos durante y después del acto quirúrgico.
El estado nutricional, posterior al trasplante de hígado
Comenta la doctora Jaimes, que cuando el paciente ya ha sido trasplantado la dieta debe ser progresiva.
Se irán probando poco a poco los alimentos, al tiempo que se aumenta su consistencia.
Es fundamental que el paciente postrasplantado, posea unas correctas medidas de higiene a la hora de preparar los alimentos y también en su limpieza personal, ya que se encuentra inmunosuprimido.
A medida que vaya pasando el tiempo, la alimentación del paciente postrasplantado se irá normalizando, y podrá consumir la mayoría de los grupos de alimentos como el resto de la población, siempre y cuando estos sean sanos y nutritivos para el injerto.
Finalmente, la doctora Jaimes enfatiza que es muy importante conservar el estado nutricional en los pacientes que sufren enfermedades de hígado, para evitar la progresión de la afección, mejorar las condiciones en las que se encuentra, disminuir la posibilidad de complicaciones y prepararlos mejor, de cara a un posible trasplante de hígado.